Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de realidad, Él os guiará a toda la realidad; porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oye, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (14) Él me glorificará; porque recibirá de lo Mío, y os lo hará saber. (15) Todo lo que tiene el Padre es Mío; por eso dije que recibirá de lo Mío, y os lo hará saber.
****** Cristo es la realidad de todas las virtudes humanas y de todos los atributos divinos. Todas las virtudes humanas y todos los atributos divinos son simplemente Cristo mismo. En un sentido positivo, Cristo lo es todo. Él es la humildad, el amor, la paciencia y la sumisión. Toda virtud y todo atributo es Cristo. ¿Cómo glorifica el Espíritu a Cristo? Él le glorifica al revelar a Cristo, aspecto tras aspecto. Tomemos la humildad como ejemplo. Nadie nace humilde. Somos orgullosos por naturaleza y de nacimiento. Es más, somos orgullos en nuestra manera de vivir. Cierto día el Espíritu le revela a Cristo como su humildad. Esto no es una doctrina de la humildad, es la Persona viviente de Cristo revelada a usted como su humildad. Espontáneamente, una humildad viviente aflorará en usted. Esto es la glorificación de Cristo. Esta es la manera en que el Espíritu glorifica a Cristo, el Hijo de Dios. No lo hace dándole enseñanzas acerca de Cristo como la humildad, sino revelándole directamente a Cristo como humildad para usted. Entonces esta humildad brota espontáneamente de su ser, y esta expresión de humildad es la glorificación del Hijo. Necesitamos una aplicación viva del Padre en el Hijo por medio del Espíritu. Esto es lo que quiere decir que el Espíritu glorifica al Hijo al revelarlo a los creyentes como Aquel que posee toda la plenitud del Padre. Todos necesitamos experimentar esto grandemente. Juan 15:26 Pero cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de realidad, el cual procede del Padre, Él dará testimonio acerca de Mí. Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de realidad, Él os guiará a toda realidad; porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oye, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Todo lo que el Señor es, es hecho real por el Espíritu. Si sólo tenemos las enseñanzas, las doctrinas y la letra escrita acerca del Señor pero carecemos del Espíritu, no tenemos la verdadera realidad. Las enseñanzas doctrinales acerca del Señor no son la realidad. La realidad del Señor es el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo es la verdad. Por ejemplo, sabemos que el Señor es vida; pero si no tenemos al Espíritu Santo, nunca tendremos la vida. Ya que el Espíritu Santo es la realidad de Cristo, podemos tener Su realidad al tener al Espíritu Santo; entonces tenemos la vida. Además, sabemos que el Señor es la luz. Tener al Espíritu Santo es tener luz. Si no tenemos al Espíritu Santo, no tenemos luz. El Señor también es el camino. Si tenemos al Espíritu Santo, tenemos el camino, y sabremos cómo debemos actuar. Sin embargo, si no tenemos al Espíritu Santo, sino simples enseñanzas doctrinales, no tenemos el camino verdadero. La realidad de Cristo es el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo es el Espíritu de realidad. La venida del Espíritu de realidad significa la venida de la realidad de Cristo. Todo lo que el Hijo es y ha logrado, obtenido y alcanzado será forjado totalmente en nosotros por medio del Espíritu. |
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Noviembre 2020
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